En medio de la creciente tensión en Oriente Medio, el gobierno de Estados Unidos ha tomado la decisión de detener temporalmente el envío de 3.500 bombas a Israel, en una situación de preocupación sobre su posible uso en una ofensiva militar de gran envergadura en la ciudad de Rafah, ubicada en la Franja de Gaza.
Esta medida, que afecta a 1.800 bombas de gran calibre y otras 1.700 de menor peso, fue ordenada la semana pasada y refleja la inquietud del gobierno estadounidense por el impacto que estas armas podrían tener en áreas urbanas densamente pobladas.
La decisión de Estados Unidos de suspender el envío de estas bombas a Israel se produce en un momento de alta tensión entre Israel y Palestina. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha estado advirtiendo sobre la posibilidad de una operación militar a gran escala en Gaza desde hace varias semanas, lo que ha generado preocupación internacional sobre el posible aumento de las víctimas civiles en la región.
Estados Unidos se opone a la ofensiva de Israel sobre Rafah
El gobierno de EE. UU., bajo la administración de Joe Biden, ha expresado públicamente su oposición a esta posible ofensiva militar y ha tomado medidas para evitar la agravación del conflicto. El portavoz del Departamento de Estado, Mark Miller, ha enfatizado que la suspensión del envío de bombas a Israel es una medida temporal y que aún no se ha tomado una decisión final al respecto.
Sin embargo, la preocupación por el uso de armas pesadas en áreas urbanas densamente pobladas es evidente. El gobierno estadounidense busca garantizar que no se produzcan acciones que puedan terminar en un incremento sustancial de las víctimas civiles.
En este contexto, la suspensión del envío de bombas a Israel refleja la preocupación de Estados Unidos por la escalada de tensión del conflicto Israel-Palestina, cuya situación sigue siendo delicada y el gobierno estadounidense continúa siguiendo de cerca la evolución de los acontecimientos.