A pesar de las sanciones impuestas a Rusia por la invasión de Ucrania, Occidente sigue comprando petróleo ruso, según un informe publicado por la web POLITICO. En concreto, se estima que en la primera mitad de 2024, los países occidentales adquirieron combustible elaborado a partir de petróleo ruso por un valor aproximado de 2.000 millones de dólares. Esto se debe a la existencia de un vacío legal en las sanciones, que permite a Moscú seguir generando ingresos para financiar la guerra contra el país ucraniano, incluyendo el pago a sus soldados desplegados en Ucrania.
Aunque la Unión Europea y sus aliados occidentales prohibieron la mayoría de las importaciones directas de petróleo ruso como parte de las sanciones, el informe detalla que las compras siguen ocurriendo indirectamente. Los países pueden continuar adquiriendo combustible que tiene su origen en Rusia, siempre y cuando primero sea procesado en otro país antes de ser exportado. Turquía, en particular, ha desempeñado un papel clave en este proceso. A través de sus refinerías, el petróleo ruso se procesa y luego se vende a otros países, eludiendo de esta manera las prohibiciones directas sobre la compra de crudo ruso.
Falta de transparencia en la normativa
La falta de claridad en la normativa de Occidente de las sanciones sobre el petróleo ha permitido que esta situación persista. Ni la Comisión Europea ni el Ministerio de Energía y Recursos Naturales de Turquía han confirmado la procedencia exacta del combustible que están adquiriendo los países occidentales. Esto genera preocupación, ya que estas prácticas parecen socavar las medidas creadas para restringir la capacidad de Rusia de financiar su guerra. Mientras tanto, Moscú sigue beneficiándose de los ingresos derivados de las exportaciones energéticas, lo que le permite mantener su esfuerzo bélico en Ucrania, prolongando el conflicto a pesar de los intentos internacionales por aislar su economía.