Francia ha decidido suprimir las Zonas de Bajas Emisiones (ZFE) en las grandes ciudades, que restringían el acceso al centro urbano de vehículos considerados contaminantes. La Asamblea Nacional ha aprobado la derogación de esta medida, impulsada hace siete años por la entonces primera ministra Élisabeth Borne, con una amplia mayoría de 98 votos a favor y 51 en contra.
La iniciativa contó con un respaldo transversal que abarcó desde la extrema derecha de Agrupación Nacional el partido de Marine Le Pen hasta la izquierda radical de La Francia Insumisa, pasando por la derecha tradicional de Los Republicanos.
En respuesta, la ministra para la Transición Ecológica, Agnès Pannier-Runacher, calificó la decisión como una «ofensiva populista» y advirtió sobre las consecuencias sanitarias de la contaminación del aire. Recordó que miles de personas mueren cada año en Francia por causas relacionadas con la mala calidad del aire, además de los numerosos casos de enfermedades graves y afecciones infantiles asociadas a este problema.