La denominada Operación Martillo de Medianoche, con la que Estados Unidos atacó instalaciones clave del programa nuclear iraní, fue una ofensiva de gran escala que movilizó 125 aeronaves, un submarino, múltiples señuelos y 14 bombas MOP de 15.000 kilos cada una.
El secretario de Defensa, Pete Hegseth, ofreció en Washington los detalles de la operación, acompañado por el jefe del Estado Mayor, el general Dan Caine. Ambos confirmaron que el ataque no encontró resistencia y que se ejecutó con una precisión milimétrica tras meses de preparación y reposicionamiento estratégico en todo el mundo.
«Fue una operación que combinó precisión, distracción y máxima seguridad operativa», explicó Hegseth. Según el Pentágono, los bombarderos B-2 Spirit invisibles al radar entraron y salieron de las zonas nucleares iraníes sin ser detectados, en lo que calificaron como una de las misiones más largas del B-2 desde los ataques del 11 de septiembre de 2001.
La operación también marcó el primer uso en combate de las MOP, bombas diseñadas para penetrar estructuras fortificadas subterráneas. Por último, Hegseth dijo “como ha señalado el presidente Trump, Estados Unidos no busca la guerra, pero actuaremos con rapidez y decisión si nuestro pueblo, nuestros aliados o nuestros intereses son amenazados”.