“La situación de las mujeres en la ciencia ha mejorado escasamente en los últimos 5 años”

El número de mujeres científicas y la implementación de nuevas políticas de género en el entorno académico ha aumentado a nivel mundial. Sin embargo, globalmente persisten barreras estructurales como los llamados “techos de cristal” que dificultan el acceso de las mujeres a puestos académicos de alto rango, así como sesgos implícitos en la selección y contratación de científicas. A su vez, en muchos casos, las políticas propuestas corren el riesgo de quedarse en declaraciones simbólicas, sin traducirse en transformaciones reales y efectivas.

Estos datos se abordan en el ‘Libro Blanco de las políticas de género en ciencia y academia’, elaborado por la Comisión de Investigación y Género (IgR) de la Red de Asociaciones de Investigadores y Científicos Españoles en el Exterior (RAICEX) que se ha presentado en el marco de la conmemoración del #11F2025 Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia y que ha contado con el apoyo y la financiación de la Fundación Ramón Areces (FRA). La obra, disponible tanto en papel como en formato digital en la página web de RAICEX y de la Fundación Ramón Areces, ha sido presentada esta mañana en Madrid.

El Libro tiene como objetivos principales: (1) analizar la situación de las mujeres investigadoras en diferentes países teniendo en cuenta su contexto socio-cultural y económico, (2) recopilar las acciones que han tenido lugar en los mismos y (3) evaluar su efectividad, cuando fuera posible, para poder identificar aquellas iniciativas realmente efectivas a la hora de fomentar entornos más inclusivos. Para ello, se ha comparado la situación de las mujeres en ciencia y academia en 14 países en Europa, América, Asia y Oceanía.

Este análisis internacional destaca tanto las similitudes como las diferencias entre los países, que se pueden resumir en el siguiente decálogo:

1. Reconocimiento de la desigualdad estructural: a pesar de los avances en los índices de igualdad en muchos países, la situación en los últimos cinco años ha mejorado escasamente, manteniéndose una representación femenina inferior en los niveles más altos de la academia.

2. Promoción activa de las mujeres en ciencia y academia: es fundamental diseñar incentivos para aumentar la participación femenina en disciplinas científicas y tecnológicas, especialmente en STEM, donde las desigualdades de género son más marcadas desde etapas tempranas y además en todas las áreas en cargos de responsabilidad.

3. Acción legislativa efectiva: es necesario impulsar leyes que obliguen a las instituciones educativas y científicas a adoptar planes de igualdad con objetivos claros y medibles.

4. Formación en perspectiva de género: se propone incluir formación periódica sobre igualdad de género y sesgos inconscientes para todo el personal académico.

5. Monitoreo y evaluación: es importante examinar periódicamente las políticas implementadas para identificar logros, limitaciones y efectividad de los planes de igualdad de género implementados a nivel nacional, regional y/o institucional.

6. Conciliación de la vida personal y profesional: hay que ampliar las políticas de apoyo a la maternidad, paternidad y otras responsabilidades familiares tanto para hombres como para mujeres.

7. Equidad en procesos de selección y promoción: es necesario garantizar que los procedimientos sean transparentes y libres de sesgos, promoviendo una representación equitativa en los altos cargos.

8. Datos desagregados por género: se considera fundamental implementar y mantener sistemas de recopilación de datos fidedignos y transversales que permitan monitorear el impacto de políticas de igualdad.

9. Mentorazgo y modelos a seguir: hay que aumentar el apoyo a programas de mentorazgo que conecten a jóvenes investigadoras con referentes femeninos en sus campos.

10. Fomentar el apoyo gubernamental a las iniciativas de la sociedad civil: muchas de las soluciones y medidas provienen de la sociedad civil, a través de la acción de individuos, grupos y asociaciones como RAICEX. Es crucial que los gobiernos no solo reconozcan estas iniciativas, sino que se impulsen activamente, siendo integradas en las políticas públicas.

De este modo, se concluye que es fundamental que haya diversidad de género en las posiciones de liderazgo, ya que estas influencian directamente las políticas y decisiones. En este sentido, es crucial reevaluar de manera crítica y consensuada el sistema académico y su estructura organizativa.

Es responsabilidad de todos los actores involucrados trabajar en conjunto para crear un ambiente más equitativo e inclusivo. Por lo tanto, debe ser una prioridad la implantación de leyes destinadas específicamente a la igualdad en ciencia e investigación. De esta forma, se crearán centros académicos y de investigación más productivos, respetuosos e igualitarios, en los que todas las personas, puedan tener igualdad de oportunidades y contribuir colectivamente al progreso y evolución de nuestras instituciones académicas y de investigación.

Durante la presentación del “Libro Blanco de las Políticas de Género en Ciencia y Academia”, no solo se han compartido la metodología empleada, los datos, resultados y conclusiones, sino que este contenido ha sido enriquecido mediante un coloquio. Las coordinadoras del libro, junto con varias de sus autoras e invitadas expertas, han aportado sus análisis y perspectivas sobre los avances y desafíos en la igualdad de género en el ámbito científico. Además, se ha destacado el papel fundamental que han jugado las sociedades civiles científicas, como la que representamos, en la promoción de muchas de las mejoras observadas en los países analizados.

Para obtener más información sobre el Libro o concertar una entrevista con la comisión IgR, pueden ponerse en contacto a través de [email protected].

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