Los jugadores de la selección española a través de sus capitanes, han querido dejar muy en claro que no quieren que su triunfo sea utilizado por nadie con fines políticos.
Desde el inicio del campeonato, los jugadores han demostrado su posición firme. Desde el momento en que obtuvieron su pase a la semifinal, después del histórico triunfo ante Alemania, dejaron clara su postura. Según informa Ok Diario, los jugadores vetaron al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de bajar a los vestuarios una vez terminado el partido. Esta decisión fue tomada porque se mostraron inconformes con su presencia, especialmente el mismo día en que su esposa se presentaba ante los juzgados de Plaza de Castilla.
La situación fue evidente. Sánchez no pudo obtener ninguna foto con la selección durante la Eurocopa, ni siquiera tras el título, a excepción de la tradicional visita de los campeones a La Moncloa. Durante esa visita, ocurrió uno de los momentos más representativos de la postura de los jugadores. Daniel Carvajal, uno de los capitanes, saludó con frialdad al presidente, sin siquiera cruzar la mirada con él. Este gesto fue repetido por varios de los jugadores que lo siguieron en la fila para saludar al presidente.
La frialdad en el saludo no pasó desapercibida para nadie. Los medios de comunicación y las redes sociales captaron el momento, y se hizo viral rápidamente. Los aficionados también notaron la actitud de los jugadores y muchos mostraron su apoyo a la decisión del equipo. La selección española quiso dejar claro que su éxito en la Eurocopa no debía ser usado con fines políticos y lo demostraron con sus acciones.
¿Por qué tomaron esa decisión los jugadores?
Durante toda la Eurocopa, los jugadores se centraron en el deporte, en su rendimiento y en dar lo mejor de sí mismos en cada partido. La decisión de vetar al presidente fue una muestra más de su compromiso con el equipo y con sus principios. No quisieron que su victoria fuera asociada con ninguna figura política y lo hicieron saber de manera contundente.
La celebración del título de la Eurocopa fue un momento de orgullo y alegría para los jugadores y para todo el país. Sin embargo, también fue un momento para reafirmar su posición y sus valores. La selección española demostró que su triunfo era solo suyo y no querían compartirlo con ninguna agenda política.