El plan de Alemania para subvencionar las facturas eléctricas de las empresas con alto consumo energético está cerca de cruzar una línea delicada.
Según ha publicado Politico, la propuesta consiste en fijar un precio reducido para la electricidad destinada a estas empresas, asumiendo el Estado la diferencia. El coste estimado para el gobierno alemán asciende a unos 10.000 millones de euros hasta 2030. Para muchas industrias en apuros, este apoyo podría significar su supervivencia.
Pero hay un obstáculo clave: la normativa europea prohíbe, en principio, este tipo de subsidios directos. El objetivo es evitar que los países más ricos, como Alemania, utilicen su capacidad fiscal para dar ventajas competitivas a sus empresas, generando distorsiones en el mercado común frente a los Estados con menos recursos.